Refugios
- Andrea Alonso Amorín
- 19 jun 2017
- 3 Min. de lectura

Cuando el Sol llega a Cáncer, en el hemisferio Sur comienza el invierno. Por eso es fácil para nosotros asociar este tiempo con el del resguardo, con la sensación de abrigo que nos invade al llegar a un refugio, ese espacio que nos protege.
Este es tiempo de preguntarnos: ¿de qué nos protege ese espacio?
De las inclemencias de la atmósfera ambiental, que podemos sentir tanto física como emocionalmente. Cuando sentimos frío, llegar a un sitio que nos envuelve y abraza, es reconfortante… Pueden existir innumerables causas para sentir Frío y varios métodos para combatirlo.
Contactar con la energía del mes de Cáncer, es una oportunidad para reflexionar acerca de cómo nos ocupamos de cuidar nuestros refugios y como protegemos, en nuestro espacio, a otros; es decir de qué modo nos animamos a "ser" refugio de los demás...
Cuidar es una palabra con la que jugar este mes. Época para continuar aprendiendo de qué manera DAR y reflexionar acerca de nuestra capacidad de cuidar a otros, no para llenar vacíos, no para suplir carencias, no para obtener migajas de cariño. Como un acto de amor, generoso y necesario.
Considero importante debatir sobre la creencia acerca de que ser feliz supone no hacer esfuerzos, nunca renunciar a algo, no postergar lo que fuere por otros. Se trata, para mí, de elegir desde nuestra libertad cómo queremos cuidarnos, cuidar y ser cuidados. Entonces, ya no postergo ni renuncio, ya no dejo algo por otro u otros sino porque para mí es importante hacerlo, desde quedarme un domingo cuidando a mi madre, faltar a una fiesta cuando mi hija tiene fiebre, hasta simplemente una noche de invierno, invitar a cenar a una amiga que esta triste en lugar de meterme calentita en la cama a leer esa novela que me tiene atrapada.
Revindicar nuestra capacidad como especie de estar atentos a los otros con los que nos vinculamos, de ser amorosamente empáticos con nuestros padres, hijos, parejas, amigos, hermanos, vecinos…Cuidar puede no ser una obligación sino un placer, una elección que sostiene una mirada de la vida.
Resguardarnos los unos a los otros es una tarea que nos une, nos ayuda a crecer, nos humaniza. Nos permite tejer esa red que nos protege del desamparo, la soledad, el desarraigo, del abandono. Abrigar la esperanza de que es posible entibiar el mundo si todos nos implicamos en la amorosa tarea de darnos calor para irradiarlo a su vez.
Sé que es una utopía creer que es posible un mundo sin hostilidades, pero estoy convencida de que, si nos brindamos abrigo, la vida puede ser más armoniosa, más disfrutable.
Podemos encontrar en el camino muchos refugios donde nos ofrezcan caricias y sentirnos protegidos. Nuestra ciudad,el barrio, la casa que habitamos, nuestra familia, los amigos y todos los "nuestros" que queramos que nos hablen de arraigo.
Yo aspiro a vivir en una sociedad menos ególatra, menos desapegada, menos indiferente, más generosa, solidaria y consciente de las necesidades de los unos y los otros.
Sabiéndonos libres de nuestras elecciones, nos empoderamos al tomarnos cada día unos minutos para pensar porqué hacemos lo que hacemos, al descubrir que cuando cuidamos nos cuidamos primero a nosotros mismos, que lo hacemos también para nosotros.
En el mes de Cáncer, entonces, abrazá a tu madre con tu cuerpo o con tu recuerdo, que fue ella la que te proporcionó el primer refugio. Proponé encuentros con tu familia, si tenés tíos anda a visitarlos. Disfrutá de las brisas frescas de cariño, priorizá las comidas en compañía y, por qué no, usá los cubiertos que heredaste de tus abuelos.
Disfruta de tu calle, cuida tu vereda, entibia tu hogar... Brindá calor, y recibilo.
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